Llegamos a Kratie por la mañana, una ciudad donde todo el mundo dice que no hay nada que hacer a parte de ver los delfines, así que nuestro plan era estar un par de días y continuar hacia el sur; he terminado pasando una semana aquí y he hecho mucho más de lo que había planeado, pero es que este es el error, planear el viaje, no hay que planear nada, solo hay que disfrutar y vivir cada momento como si fuera el último, hacer porqué quieres y te apetece, no porque ‘hay que hacerlo’ o te dicen que tienes que hacerlo. Lo más importante en la vida es la libertad y aunque muchos pensemos que la tenemos es muy difícil de conseguirla.
Esto es una pequeña parte de lo que he aprendido de Carlos, un chico basco, bueno, de basco ya tiene poco después de haber estado los últimos 10 años de su vida viajando y viviendo en diferentes países, siendo libre por el mundo.
Y esto fue lo que pasó, conocí a Carlos, Julia, María, Pere, Jaina y Ariel, catalnes, basco, australiana y chileno… no importa, cada uno con diferentes personalidades, diferentes historias y sobretodo diferentes expectativas en la vida, pero con algo en común, todos viviendo el momento, el día a día en Kratie, disfrutando de su gente, sus niños y sonrisas, y ayudando a Carlos a poner en marcha su nuevo proyecto; inconscientemente me invitaron a quedarme, haciéndome sentir como en casa.
Como ya he dicho antes tenía diferentes planes, pasar un par de días en Kratie con Matt e ir hacia Phnom Penh y, de hecho, es lo que hicimos, pasamos dos días aquí, alquilamos bicis, llegamos hasta el templo aunque lo mejor es el camino hasta ahí, lleno de familias y niños que que no paran de saludarte e invitarte a sus casas. Después de ver el atardecer deshicimos el camino, ya de noche así que nada de luz y como no podía ser de otra forma, empezó a llover… el camino fue más fácil cuando un hombre siguió nuestro ritmo con la moto hasta Kratie para alumbrarnos:) pero pasados los dos días deshice los ‘planes’ que nunca debí haber hecho, hice lo que me apetecía en ese momento que era quedarme en Kratie; aunque no disponía del mismo tiempo que ellos (ya tenía el siguiente vuelo) muy amablemente me hicieron un hueco en su casa.
Pasé unos días más en Kratie, tratando de ayudar a Carlos con su proyecto, aprendiendo, conviviendo, cocinando y disfrutando de la comida:)
Días calurosos, días de lluvia, estos son los mejores, cuando ves a los niños disfrutando de la lluvia, jugando con el agua, para algunos incluso momento de ducha, pero todos continúan con sus vidas como si nada pasara, las mujeres del mercado no se mueven ni con la peor de las tormentas!
Una buena declaración de principios. Disfrutar de lo q te ofrece el viaje. Lastima del siguiente avión…..
Pero la vida sigue