De nuevo llegamos a las 4h de la mañana y yo me negaba rotundamente a volver a pagar una noche de hostal tan solo por 2 o 3 horas… y ¿que mejor que aprovechar que ya estábamos despiertos para ir a ver el amanecer desde lo alto de un templo? Pues eso fue lo que hicimos. Andamos hasta el pueblo evitando taxis y trishaws que nos fueron siguiendo durante prácticamente todo el camino; una vez en el pueblo buscamos un sitio para desayunar (donde casualmente vimos el final de un partido del barça), encontramos hostal para la siguiente noche y cogimos un tuk-tuk hacia uno de los grandes templos. Estábamos en plena temporada así que estaba claro que no seriamos los únicos turistas, pero aun así fue espectacular.
Descansamos un rato en lo alto del templo hasta que finalmente nos quedamos solos (en realidad, nos quedamos dormidos:P). Ahí decidimos separarnos para encontrarnos de nuevo para comer. Raquel y yo empezamos a andar hacia
New Bagan ya que necesitábamos cambiar algo más de dinero. Después de más de media hora andando por carretera y bajo un sol abrasador, dimos con un workshop de objetos artesanales donde nos recibieron con una taza de té y unas galletas de sésamo, además de unos baños tan limpios (y con taza de water) que eran de visita obligada:) Sin planearlo la mañana nos salió perfecta, pudimos cambiar el dinero y como ya no teníamos prisa aprovechamos para ver paso a paso como fabricaban y decoraban cada uno de los objetos, todos hechos con bambú.
Comimos en Myinkaba con el grupo en un pequeño restaurante familiar que nos habían recomendado y después volvimos a coger caminos diferentes para encontrarnos más tarde en el hostal.
Al día siguiente alquilamos unas bicis y nos dirigimos hacia Old Bagan a visitar pagodas y budas. Lo mejor que puedes hacer en Bagan es alquilar una bici y empezar a pedalear; hay miles de pagodas para visitar, pagodas con budas, sin budas, budas grandes, budas pequeños e incluso budas gemelos (algo único en Myanmar xD) pagodas con escaleras, sin escaleras, pagodas más altas, más bajas, llenas de gente o completamente vacías… vamos, que hay pagodas para todos los gustos!
Lo que más me gusto fue poder evitar el gran bullicio y encontrar esas pagodas vacías en las que puedes trepar hasta la cima y disfrutar de las magníficas vistas que ofrece Bagan.
Esa noche nos relajamos en el hostal y pudimos disfrutar de una sesión de cartas con los chicos del dormitorio (echando unos capis, que recuerdos de xespa).
A la mañana siguiente nos separamos de nuevo; Lisa, Michi y Massi se fueron al Monte Popa, y Raquel y yo cogimos un bus hacia Mandalay ya que preferíamos pasar más tiempo visitando los alrededores de esta ciudad. Después de pasar tanto tiempo juntos no queríamos despedirnos definitivamente y, como ahí no funcionaban los móviles, recorrimos al viejo método y acordamos una hora y lugar de encuentro en Manadalay.
Deja una respuesta