Después de más de 15h de avión y 3h de escala en Singapur llegamos a nuestro destino, Yangón. Cogimos un taxi al centro que después de nuestro primer regateo nos salió por 5$ (si quieres ahorrarte algo de dinero puedes coger el bus local, la parada está a poco más de 10min andando desde el aeropuerto a mano derecha).
Unos 15min en taxi y llegamos al centro de Yangon. Ahí fue uno de los momentos más críticos; tal y como nos bajamos del taxi fuimos el punto de mira de los birmanos que había a nuestro alrededor (creo que la mochila que llevábamos a espaldas ayudó mucho:P ). Conseguimos una gran multitud alrededor nuestro que iban repitiendo las mismas palabras taxi, taxi, change money, hostel…
Fuimos en busca de un internet con los dedos cruzados para que el couch que nos iba a hospedar nos hubiera escrito su dirección. Finalmente nuestro primer golpe de suerte! Así que pusimos rumbo a su apartamento, donde nos quedamos 2 noches.
Nos recibió con los brazos abiertos y la nevera llena de cervezas:) fue un couch magnífico ya que en todo momento se preocupó de que no nos faltara de nada y nos hizo sentir como en casa.
Por la noche fuimos a cenar con Cori, nuestro couch, y su amigo Stuart, ambos profesores de inglés en una escuela de Yangón. La cena fue una especie de barbacoa que acompañamos con unas cervezas, estaba claro que no podían faltar!! Cenamos muy bien, con buena compañía y un servicio excelente (la única queja fue que la calle donde nos llevarlo era bastante turística y la verdad que esperábamos algo diferente sabiendo que vivían aquí desde hace unos cuantos meses).
Al día siguiente nos dedicamos a hacer un poco de turismo. Como el apartamento se encontraba a las afueras, decidimos ahorrarnos el taxi e ir andando hasta el centro, lo que nos llevó algo más de 1h de camino. Durante ese trayecto la ciudad me empezó a agobiar muchísimo; hay mucho tráfico y ruido, y tanta contaminación que se puede ver en el aire. Además, me llamó mucho la atención la gran cantidad de perros callejeros que hay, tumbados en medio de las calles sin apenas moverse, hasta el punto que te hacen dudar si están vivos o no. A medida que llegamos al centro vuelves a escuchar las famosas palabras taxi, taxi, change money… al fin y al cabo es como se ganan la vida y al final te acostumbras a contestarles amablemente o directamente ignorarlos.
A pesar de lo malo que tiene la ciudad me llevo el buen recuerdo de la gente local (sobre todo a las afueras de la ciudad) siempre con una sonrisa en la cara y su buena intención para ayudarte a pesar del idioma.
Esa misma tarde tuvo lugar nuestra primera comida en un puesto callejero, y es que a pesar de la poca variedad gastronómica que tienen, la calidad es muy buena.
Mientras buscábamos el mercado Bogyoke Aung San, conocimos a Sagí, un chico birmano que hablaba español. Muy amablemente nos llevó hasta el mercado y se quedó paseando un rato con nosotras. Así que aprovechamos para aprender un poco sobre el budismo y la forma de vida birmana.
Cuando empezó a anochecer, decidimos visitar la Shwedangon Paya ya que nos llamó mucho la atención al verla iluminada por la noche. Fueron 5$ que en el momento pensé que estuvieron bien invertidos, aunque al visitar Bago y Bagan me di cuenta de que en realidad no vale la pena, ya que es más de lo mismo; la única diferencia fue verla iluminada de noche.
Holaaaaaaaaaa!!! Marco y yo ya nos hemos enganchado a vuestro blog!!! Seguid así!!!!!!! Y os quiero muchoooooo!! Tener cuidado eh! Besitos
Seguir así chicas!! menudo viaje que estáis haciendo y todo lo que os queda por delante…!!! No dejéis de escribir y contárnoslo todo. Os quiere mucho vuestra Sai.